
La pandemia alteró la rutina de todo el mundo. En algunos sectores rurales de Bolivia la cuarentena está dejando sin opciones a muchas familias. En comunidades lejanas las madres buscan con desesperación maneras de adaptarse a la nueva realidad. Se cerraron los caminos y con ellos la única forma de generar ingresos para las productoras
Una de ellas es María Eugenia Cabrera Álvarez, ella tiene 52 años y es madre de ocho hijos. Vive en la comunidad de Quichina Caluyo, del municipio de Quiabaya, La Paz. Narró algunos de los problemas que enfrentan en el sector, como las vías cerradas y las dificultades para conseguir el pan de cada día.
“Nosotros vendemos haba y choclo, pero ahora se están pasando porque no hay caminos están cerrados y no hay caso sacar los productos”, dijo María. Dijo además que en su hogar ya se siente la falta de alimentos por la crisis que originó el Covid 19.

“En mi hogar ya tengo dificultades. Los niños piden cada día los alimentos, pero los productos en las tiendas están muy caros y ya no nos alcanza el dinero para comprar los alimentos”, mencionó.
Sintió un alivio cuando se enteró que sus hijos recibirían bonos, pero en reiteradas oportunidades intentó cobrar sin éxito.
Magdalena Mamani tiene 18 años, también vive en Quiabaya. Está sumamente preocupada porque es madre de una pequeña y sus recursos son escasos debido a la cuarentena.
“Aquí la gente de vive de vender sus productos, pero ya no podemos hacerlo, se están echando a perder, no sabemos qué hacer”, expresó.
La cuarentena se instauró el 22 de marzo con el propósito de no saturar el sistema de salud debido al contagio de pacientes con Coronavirus.
El Gobierno informó que activaría brigadas móviles para hacer los pagos en los sectores más alejados, sin embargo, desde ese anuncio hasta ahora no volvieron a referirse respecto a ello. Entretanto en el campo se acaba el circulante y aunque en muchos sitios se revivieron costumbres ancestrales como el trueque, los productos que provienen de las ciudades se están acabando ante la paciencia y la desesperación de las familias.
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